Será triste y soñolienta.
Quizás parda y también fría,
silenciosa y solitaria,
monótona en sus lágrimas.
Tranquila, en calma: bella.
Y buscarás en ella
una cándida ilusión,
vieja, mayor, experta,
en base de razón.
La verás como triste,
tediosa y hastiosa.
En la oscura esquina está,
yaciendo la eterna fonte,
llorando sobre sus penas.
Reflejando en sí
sus lágrimas en ellas.
Y ¿dónde Leonor?
¿Guiomar, cielos y tierra?
Quizás en las estrellas
o en el agua libre,
en los azules cipreses
o quizá en las Dueñas.
¿Dónde estás Leonor?
¿Dónde esperanza?
Si no me respondes,
si no me lo dices,
déjame en soledad,
déjame con mi pena.
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