jueves, 28 de abril de 2011

Atardecer, es un secreto...

En el principio estuve amortajado
y atado a las cadenas que hacen hombres,
cuya esencia es ser un ser limitado
y tener hambre de entender los nombres.

Me explicaron que un paseo era ocasión
para  obtener una canción o un beso.

Me enseñaron las estrellas como guías:
“que si la osa, si el norte, o que si el polo”.

Me enseñaron el mar: los bañadores,
sombrilla, bronceador y coger sitio.
Pero el azul del mar…
fue un secreto entonces.

Me enseñaron la luna, que los rusos
o los americanos conquistaron,
pero fueron otros quienes me dijeron
que era (y es) la reina de la noche.

Y del atardecer nadie me dijo,
nadie me dijo nunca, para nada,
que no era solo el paso hacia la noche,
sino el camino hacia la madrugada.

Y yo vi el sol cayendo aquella tarde,
no sabía que no entendía nada.
Fue mi mano a tu mano aquel instante,
cuando caía el sol, el día: amarte. 


No hay comentarios: