A Pau
Un caballito negro,
un caballito blanco,
un destino de amistad,
unas riendas de verdad.
Juventud, divino tesoro,
me enseñaste a conocer
y descubrí en mi sombra a otro
que me enseñó a saber.
Él sabía que sabía
y él sabía saber.
Y en la juventud infinita
me encontré con él.
Juventud, divino tesoro,
¿por qué apareció él?,
¿por qué me enseñó el mundo
y no anduve con él?
Él se hizo mi caballo,
mis riendas, mi jinete,
mi soldado, abogado,
mi amigo que me entiende.
3 comentarios:
¡Muy buen blog, Ignacio! Lo seguiré de cerca.
Muy bonito! ;)
Gracias a los dos, quizá a los tres si considero a David y Pol como dos. O a los cuatro, si considero a David y Pol, al que haya escrito bajo tal pseudónimo y a Josemaría. En fin, gracias a todos...
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